SIPCA
Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés
Hemos incorporado a la sección de Archivos sonoros del portal SIPCA el trabajo “Recopilación de tradición oral en el Parque Cultural de San Juan de la Peña. Fase 2”, realizado en 2007-2008 por las investigadoras Sandra Araguás y Nereida Torrijos...
Se trata de un conjunto de edificaciones dispuestas en torno a un patio central: la ermita, la hospedería y el pórtico.
La ermita es un edificio de planta rectangular con un exterior muy austero, realizada en mampostería encalada y sillería. Destaca la portada de sillería, en arco de medio punto; sobre ella se dispone la espadaña, también de sillería, de dos ojos y rematada en una cornisa curvada de piedra.
Al interior tiene una nave única de tres tramos cubierta con bóvedas de crucería separadas por arcos rebajados. La cabecera se desarrollada en torno a un espacio central bipartito: la capilla mayor, abierta hacia la nave, está flanqueada por dos corredores laterales cubiertos con bóveda de arista que comunican con la trasera capilla del Santo Cristo, cubierta con bóveda de lunetos. A los pies cuenta con un coro alto, sobre arco rebajado. El interior está decorado con pinturas murales barrocas muy coloristas, con formas vegetales y representaciones de angelotes pintados en vivos colores como naranjas, azules, verdes, o cremas; también se observan unas cenefas realizadas en tonos grises y blancos.
La hospedería, adosada a la ermita, es un edificio de planta rectangular y dos alturas. El acceso se realiza a través de dos puertas en arco de medio punto. Los vanos de la fachada principal son adintelados; destaca la decoración moldurada de una de las ventanas.
En el interior de la hospedería sobresalen los pavimentos enmorrillados con motivos geométricos, entre los que destaca un laberinto.
La plaza, o patio central, queda cerrada en sus flancos este y sur por un pórtico cubierto que tiene una longitud de 35,5 m (sur) y 19 (este). Está compuesto por vanos adintelados sobre columnas, procedentes de la iglesia parroquial de La Iglesuela, de donde fueron eliminadas en la remodelación de 1748.
En las viviendas populares más antiguas, fechadas entre los siglos XIV y XVII, llama la atención la proliferación de elementos defensivos como las aspilleras, matacanes y, muy especialmente, grandes torreones. En nuestra comunidad autónoma contamos con más de un centenar de casas torreadas, que fueron declaradas BIC por el Gobierno de Aragón, localizadas en las sierras orientales turolenses y en el Pirineo y prepirineo altoaragoneses. Ambos conjuntos presentan grandes diferencias. Recorremos las torres turolenses, construidas en la baja Edad Media para proteger las masías dispersas y atestiguar también la prosperidad de sus propietarios.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002